Una cosa es mandar una ¨tabla de entrenamiento¨ otra cosa es pensar en qué hacer con los diferentes perfiles de atletas para mejorar en la actividad que se propongan. Por tal razón, el entrenador no debe ser una máquina de prescribir entrenamientos, debe ser un analista.
Un buen analista investiga qué necesita cada individuo en las diferentes instancias de la vida para mejorar:
- ¿Cómo es su trabajo?
- ¿Cuánto tiempo dedica a la familia?
- ¿Qué otros hobbies tiene?
- ¿Qué tan dispuesto está a dedicar el resto de su tiempo a algo que le gusta y puede volverse una pasión?
Todo esto se debe tomar en cuenta al momento de modelar y construir un plan de entrenamiento. Ese es el verdadero arte del entrenador.
Un plan de entrenamiento te puede llevar de una carrera a otra, un entrenador te lleva a otro estado en cuánto a tu rendimiento, piensa en que debe ser sostenible en el tiempo y debería enseñarte a enamorarte del proceso. Si no logra eso, estará fallando en su labor.
Imagínate lo que representa levantarte de la cama y salir de la puerta de tu casa más de 200, 300, 500 veces al año para subirte en la bicicleta o para salir a correr o fortalecer. Si no te enamoras del camino probablemente no disfrutarás del destino.
Además, está comprobado que un entrenador que disfruta de su propio camino deportivo y se supera cada día, hará que su atleta logre lo mismo con mayor facilidad, puede ser por inspiración, motivación o simplemente porque el entrenador que también entrena, puede ser mucho más empático o incluso mucho más exigente que el que no. Yo no creo en los entrenadores que no lideran con el ejemplo. Mantener buenos hábitos y estar en forma muestra disciplina y la disciplina no se cuenta, se contagia.
Por otro lado, entender la ciencia detrás del entrenamiento es primordial para una buena prescripción ya que se puede entender de manera más clara el por qué se prescribe cada entrenamiento y como cada uno afecta la parte fisiológica, además de entender mejor el propósito de cada uno de estos en base a la planificación individual de cada atleta. Pero es igual de importante tener la experiencia de haber vivido las intensidades de cada entrenamiento para entender profundamente las sensaciones de cada uno. Ese es un verdadero arte, el arte del entrenador que aplica la ciencia y la experiencia en cada sesión, en cada respuesta al atleta, charla pre competitiva y en cada inseguridad. Esto va más allá del entrenamiento, entra la parte psicológica, nutricional e incluso tecnológica, sin olvidarnos de temas tan importantes como el equipamiento o diversas estrategias de aclimatación por mencionar solo algunos aspectos.
Cuando sabemos que el recurso más limitado del atleta amateur es el tiempo, todavía la ciencia no ha encontrado una respuesta clara de cómo se debería entrenar para las innumerables pruebas de diferentes disciplinas. Pero la experiencia nos da la confianza y certeza de qué se debe hacer y cómo. Eso no es un método o una forma única, es un modelo de entrenamiento colaborativo y no dictatorial. Al fin y al cabo queremos seguir activos por mucho tiempo y no solo para tal o cual objetivo.
Escrito por Pablo Vallejo
