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Llega un momento en el que decidimos tomar un enfoque más estructurado hacia nuestro entrenamiento, con metas claras y una guía definida. Sin embargo, a veces nos perdemos en el proceso y el entrenamiento se convierte en una obligación en lugar de una fuente de satisfacción.

Es esencial detenerse y reflexionar sobre nuestras motivaciones iniciales. ¿Por qué comenzamos este viaje? ¿Cuándo perdimos de vista el propósito original? ¿Qué está causando estrés en nuestro entrenamiento? Puede ser que el plan de entrenamiento no se ajuste a nuestras necesidades, que estemos agotados o que hayamos perdido el disfrute en el proceso. Nunca debemos perder de vista nuestra pasión y el significado detrás de nuestros objetivos.

El camino hacia nuestras metas estará lleno de desafíos, pero también debe brindarnos felicidad y satisfacción personal. Es crucial adaptar nuestro entrenamiento según nuestras necesidades y encontrar el equilibrio entre el esfuerzo y la alegría en cada sesión. Recuerda, el entrenamiento es una parte esencial de la vida, pero no debe ser una carga que nos aleje de nuestro verdadero propósito.

En ocasiones, la pérdida de satisfacción en el entrenamiento puede estar vinculada a una falta de variedad en las actividades. Repetir rutinas monótonas y predecibles puede desgastar el interés y la motivación. Por ejemplo, un corredor que sigue el mismo recorrido todos los días puede comenzar a sentirse estancado y aburrido. En estos casos, agregar variedad al entrenamiento puede revitalizar el entusiasmo. Introducir nuevos ejercicios, explorar diferentes rutas de carrera o probar modalidades de entrenamiento cruzado como el ciclismo o la natación puede aportar frescura y emoción al régimen de entrenamiento.

Otro factor que puede afectar la satisfacción en el entrenamiento es la falta de progreso percibido. Cuando los resultados esperados no se materializan tan rápidamente como se esperaba, es fácil desanimarse. Por ejemplo, un levantador de pesas que no ve aumentos significativos en su fuerza puede sentir que su esfuerzo no está dando frutos. En estos casos, es crucial recordar que el progreso no siempre es lineal y que cada sesión de entrenamiento, incluso si no se traduce en mejoras inmediatas, contribuye al crecimiento a largo plazo. Establecer metas realistas y medibles, celebrar los pequeños logros en el camino y recordar el progreso realizado hasta la fecha puede ayudar a mantener la motivación y la satisfacción en el entrenamiento.

Además, es importante reconocer que el entorno y las circunstancias externas también pueden influir en la experiencia de entrenamiento. Por ejemplo, el clima adverso, la falta de tiempo debido a compromisos laborales o familiares, o incluso factores emocionales como el estrés y la ansiedad pueden afectar la percepción del entrenamiento. En estos casos, adaptar el entrenamiento a las condiciones y necesidades cambiantes, así como practicar la autocompasión y la flexibilidad mental, puede ser fundamental para mantener una actitud positiva y una sensación de satisfacción en el proceso de entrenamiento.

Para mantenerte motivado en tu entrenamiento y reconectar con el propósito detrás de tu actividad deportiva, te recomiendo trabajar en lo siguiente:

  1. Reconecta con tus razones iniciales: Reflexiona sobre por qué comenzaste a hacer ejercicio en primer lugar. Recuerda qué te motivó a embarcarte en este viaje y cómo te sentías cuando empezaste. Esto puede ayudarte a recuperar el sentido de propósito y motivación.
  2. Establece metas emocionantes y alcanzables: Define objetivos claros y realistas que te inspiren a seguir adelante. Establece metas a corto, mediano y largo plazo, y asegúrate de que sean desafiantes pero alcanzables. Celebrar tus logros, por pequeños que sean, te ayudará a mantenerte motivado.
  3. Varía tu entrenamiento: Introduce variedad en tu rutina de ejercicios para evitar el aburrimiento y mantener el interés. Prueba diferentes actividades, modalidades de entrenamiento y lugares para hacer ejercicio. Esto no solo hará que tu entrenamiento sea más divertido, sino que también desafiará a tu cuerpo de nuevas maneras.
  4. Encuentra un compañero de entrenamiento: Entrenar con un amigo o un grupo puede hacer que el ejercicio sea más divertido y motivador. Te proporcionará apoyo mutuo, te ayudará a mantener el compromiso y hará que el entrenamiento sea más social y agradable.
  5. Cambia tu mentalidad: En lugar de ver el ejercicio como una obligación, trata de enfocarte en los beneficios que te aporta. Concéntrate en cómo te hace sentir bien física y mentalmente, en lugar de centrarte únicamente en los resultados.
  6. Practica la autocompasión: Permítete días de descanso y no te castigues si no alcanzas tus objetivos o si te sientes desmotivado en algún momento. Escucha a tu cuerpo y respétalo, permitiéndote el espacio necesario para recuperarte y recargar energías.
  7. Encuentra actividades que realmente disfrutes: Busca formas de hacer ejercicio que te diviertan y te hagan sentir bien. Si disfrutas lo que haces, será más probable que te mantengas motivado a largo plazo.

Recuerda que la motivación puede fluctuar a lo largo del tiempo, pero con un enfoque consciente y práctico, puedes encontrar formas de mantener viva tu pasión por el deporte.

Karina Neumann

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