“TÚ NO PUEDES”
Allá por 1988 empezó todo. Teniendo 8 años de edad, escuché muchas veces esto: “No puedes”. Y sí, por un tiempo, no pude, no pude hacer lo que la mayoría de niños hacían: correr, montar bicicleta, jugar… Por un tiempo, un diagnóstico médico no me lo permitió. Creo que fue en aquella época en la que me picó el gusanillo del deporte, así somos los humanos, cuando nos quitan algo más nos aferramos a eso.
Pasaron los años, con ciertos cuidados pude hacer lo que más me gustaba: correr, sudar, jugar fútbol, jugar básquet, etc. Pero ahí tuve otro inconveniente: sudar. Sí, desarrollé una extraña alergia a mi propio sudor, que por poco le pone un stop a mi relación con el deporte nuevamente. ¿Qué pasó? Me aferré más; con la ayuda de mis papás, de una vacuna y un largo tratamiento superé ese problemita.
Con el tiempo me acostumbré a escuchar esta pequeña frase: “ TÚ NO PUEDES”. Me di cuenta de que eso no lo decidían ellos, eso lo decidía yo. Así empecé a correr, montar bici, nadar y hacer todo lo que me apasionaba sin preocuparme mucho. Pero claro, yo tenía una condición diferente, debía tener cuidado, mi corazón no se comportaba igual que el de la mayoría. Mi recuperación era diferente, mi ritmo cardíaco era mucho más alto, existían ciertos riesgos, pero yo entrenaba igual que el resto, a veces, incluso más fuerte.
En Ecuador, hace algunos años, el común denominador era la falta de personalización del entrenamiento. Por tal razón, empecé a investigar, movido en un principio por mi rendimiento. La investigación se convirtió en estudio, el estudio se convirtió en hábito y mi rendimiento se convirtió en lo secundario. El rendimiento de mis amigos, en un principio, pasó a ser mucho más gratificante que el mío. Estos amigos pasaron la voz, les contaron a sus amigos: “Hay un nuevo método de entrenamiento”.
Aquí, la presión se convirtió en apoyo y este apoyo tiene nombre: Cris (la jefa). Ella hizo que esta pasión se convierta en empresa. Pasó el tiempo, no mucho, y personas muy importantes ayudaron a estructurar esta pasión. Aquí, pudimos darnos cuenta que tener el equipo adecuado es fundamental; poco a poco, aparecieron las personas idóneas, incluso con historias de superación, dedicación, desprendimiento y disciplina mucho más interesantes. De un entrenador pasamos a dos, luego a tres, ahora somos seis. Ojalá con el tiempo podamos ser más los que compartamos esta bendición de poder dirigir, aconsejar, ayudar y, a través del deporte, hacer que todos quienes pasan por nuestra empresa sean mejores personas.
La personalización nos enseñó que la comunicación es fundamental, la comunicación nos enseñó que el análisis es importantísimo y el análisis nos demostró que en BET sí podemos garantizar algo: tu rendimiento.
¿Por qué BET?
En un principio el nombre surgió por otra razón, ahora nos damos cuenta de que BET (apuesta en inglés) quiere decir que apuestes, que apuestes por ti, por tu rendimiento. Un rendimiento en el deporte que escojas, que sea sostenible en el tiempo.
Que nunca te digan que no puedes, nosotros estamos aquí para demostrarte a ti, a nadie más, que sí puedes (en el tiempo adecuado), con consistencia y paciencia, hacer todo lo que te propongas.
